Qué sorpresa el otro día, en casa de mis padres, cuando ordenando trastos viejos del ático, vimos en perfecto estado el “LocoFeber”.
Hoy en día hay correpasillos muy sofisticados y con mucho diseño pero estos ya no se me quedarán nunca gravados como se me quedó el correpasillos de Feber.
Ahora disfruta de él mi sobrino y nos hace el doble de ilusión que si fuese un modelo nuevo sin historia.
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